Es Fin de Año y cerramos ejercicio. Toca hacer cuenta de resultados -que no balance- del año. Yo hago cuentas anuales completas. Pura deformación profesional. De hecho, lo más ilustrativo resulta ser la memoria.
Contar lo que hemos anotado en el debe, y lo que podemos apuntarnos en nuestro haber; en qué hemos salido ganando y en qué perdiendo. Cómo se han comportado nuestros activos y lo que constituyen nuestros pasivos. Lo que podemos considerar una inversión, lo que hemos capitalizado, y en lo que nos hemos apalancado.
Hacer informe de gestión. De los logros conseguidos y los objetivos no alcanzados, y por qué. De lo que nos queda pendiente. Qué rendimiento hemos alcanzado, qué eficiencia. Redefinir puntos fuertes y débiles; redimensionar amenazas y oportunidades.
Y, a partir de ahí, hacer presupuesto para el año próximo también. Convertir los buenos propósitos en objetivos. Planificarlos y orientar nuestros recursos a ellos. Diseñar indicadores y herramientas para controlar su cumplimiento.
Que se cumplan todos nuestros deseos, pero que nuestros objetivos no sean un 'wishful thinking'. Presupuestemos nuestros buenos propósitos y dirijámonos a su consecución.
FELIZ 2014 !!!
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